Soñé que venías a mi encuentro
Cuando despierta la mañana
Cuando más necesitaba
Tu luz, brillante lucero.
Tu amor causó una herida
Como un veneno dulce que aniquila
Si tú, mi sol, no regresas
Muerto estoy en plena vida.
“Hay que hacer mucho ruido en este mundo para dejar al menos un eco. Si mi sonido se repite en otro ser humano, esa casualidad me salva, hace que la vida valga la pena” Gioconda Belli, “Waslala”.
Soñé que venías a mi encuentro
Cuando despierta la mañana
Cuando más necesitaba
Tu luz, brillante lucero.
Tu amor causó una herida
Como un veneno dulce que aniquila
Si tú, mi sol, no regresas
Muerto estoy en plena vida.
Cuando una puerta de pronto se cierra,
Cuando me siento sin ganas de nada,
Un dulce ángel se cuela en mi almohada
Como si el cielo estuviese en
Cuando hasta el sol se abruma por la guerra,
Cuando el dolor de ayer me anonada,
Tan suave llega la calma deseada
A aquel hombre que aunque a veces yerra,
Busca dentro de sí esa ilusión,
Sabiendo que sus sueños no se han muerto,
Y demuda su marasmo en acción.
¡Qué maravilloso, si fuera cierto,
que un velo azul vistiera la razón
despojada de mi pueblo desierto!