miércoles, 23 de septiembre de 2009

Salvajes

Caballos galopantes al borde del río.
El amor puede demudar en otra cosa,
y seguir siendo apasionado.

No importa cuán violenta sea la marcha,
si no cambia, el ruido se dispersa y se va.
Así sucede, pues, con el idilio
en apariencia más candente.

La clave para que la llama siga viva
es alentarla con el viento.
Dejarla ser y no ser, ir y venir;
y, con una urgente calma
jugar, jugar todo el tiempo.

Propina

Me pierdo entre la sombra
de un sueño empapado en licor:
Gente desbordada en llanto,
Llanto desbordado en penas,
Penas desbordadas en recuerdos.

Una mano me acaricia esta vez,
Orgiásticamente,
en un ritual apasionado.

Dos labios (que forman tu boca)
Me dicen que sienten lo que no sienten
O lo que no se animan a sentir
(Por cobardía).

En los anaqueles,
Tus imágenes
Pasan a gran velocidad,
Signos del amor que no fue.

Y despierto.
El licor, ya vacío.
La pena, a punto de tener compasión de mí.
Dejo la propina y sigo
aquel vestigio de tus ojos guías,
que serenamente esperan.

domingo, 6 de septiembre de 2009

Leve ensoñación

Te escribo para no dilatar mi recuerdo, y las caricias que te mereces.
Te extraño terriblemente, sin ti no es lo mismo que decir sin nada, teniéndolo todo.
Soy poco escribidor, y tengo un mundo de cosas que tu comprensión talentosa debe perdonar.
Vivo aplastado de recuerdos que me ahogan, nunca tuve un triunfo mayor que el que me has dado con quererme, pero estoy envejecido y seco de no verte.
¡Cómo te quiero, cómo te quise y cómo te querré!
¡Bendita Luna que te pone a mi lado desde que dejé de besarte!
He llorado sobre ti, aún te percibo en el abrazo tibio de esas caricias dulces que me diste entre tus brazos llenos de amor.

Te conocí una tarde,
cual brisa que arrulla los campos del trigal.
Tú dijiste muy quedo, yo me llamo María
Y fue una caricia tu voz celestial.

Fue en el mes de septiembre,
El de la primavera
Y ya nunca olvido, qué divina estabas
Que sentí en mi pecho, que sentí en mi alma,
Mis sentidos, todos, todos me dijeron:
¡Es ella, es ella la amada!

Osvaldo Cicero (20/10/1931- 05/09/2009)

Abuelo, he aquí un homenaje para vos. Subí algo que escribiste. Siempre vas a estar en mi mente y en mi corazón. Facundo