miércoles, 1 de junio de 2011

Doll

Princesa con botines fútbol 5, alta, pelo oscuro.
La mano en el buzón que tanto vedaste
junto a la flor roja del ventanal de tu quinto piso
donde aquella vez escuchamos el cantar virginal.
Diría Tiresias que entonces gocé más yo,
diría yo que ahora sufro mucho más
por esas putas razones del devenir –algo-:
Un hombre, una espada, una ameba.

Es una certeza sin nombre ni deseo más
que lo abyecto abrazándome la cintura.
El paria y el santo siguen el mismo camino:
algo hay de los dos en nosotros.


Después de la sal de sus sábanas
trepaste por la trencita de rapunzel
princesa botinuda e insulsa,
y huiste, donjuán de tetrabrick
para volver a donde estabas:
al sucio agujero musical de tu quinto piso.

No hay comentarios: