Después de tanto tiempo puedo volver a reconocerme al mirar al espejo. Te habías llevado todo: mi sonrisa, mi tiempo, mis ganas de vivir... Sólo me quedaba la esperanza de no volverte a encontrar ni en sueños (e incluso ni en pensamientos). Hoy te vi, y al chocar nuestras miradas, no pude más que sonreír, con pena, pero con el anhelo de que me devolvieras al menos una palabra. Fue en vano. Volviste a entrar a mi vida, siempre tan inoportuno... Y comienzan nuevamente los planteos, y la retórica de por qué las cosas tienen que ser así y no de otro modo y por qué el destino será tan cruel de cruzarnos otra vez, y pavadas del estilo...
Ahora sólo me queda el recuerdo de aquellos tiempos, tu perfume, tus labios y tu dulce voz, y una lágrima cae resignada por no poder conseguir olvidarte de una buena vez.
Pero ya no soy el mismo. No luego de todo lo que sufrí por tu amor.
Ahora sólo me queda el recuerdo de aquellos tiempos, tu perfume, tus labios y tu dulce voz, y una lágrima cae resignada por no poder conseguir olvidarte de una buena vez.
Pero ya no soy el mismo. No luego de todo lo que sufrí por tu amor.